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jueves, 26 de marzo de 2015

Esto es lo único que podría salvar a Izquierda Unida ahora

   


   Que ahora que Tania Sánchez ha recuperado su libertad, se dieran en Alberto Garzón la audacia leninista y la galanura proletaria suficientes para con la ex de Pablo Iglesias enredarse en ardientes amores. Con imágenes públicas, con románticos arrumacos, con besos muy bien posados, claro. Esa sería la salvación de IU, como lo oyes. Puede parecer una boutade, lo sé, pero no lo es.
   
   Piénsese: eminentes sociólogos cada vez más asemejan la liza política a las características de la competición en el Gran Hermano, el infecto reallity que va en España por la enésima edición con amplísimo eco entre el Pueblo: unos que entran, otros que salen, el Triunfo y el Fracaso, la implacable eliminación progresiva de los candidatos a manos de un público masificado y embrutecido, los nominados, los descarnados golpes bajos, el sucio cinismo como lenguaje de curso predominante, la más grosera teatralización de la vida privada, la súbita e inexplicada variación del fervor popular, la importancia crucial del, más allá de cualquier contenido, dar juego en pantalla para la propia supervivencia, en fin, los rastreros pactos contra natura entre los candidatos para destruir a un tercero, el continuo montaje que el Súper –o las Teles del Sistema- brinda de la realidad como carnaza para una masiva audiencia de homo gañanis.
   
   Si es –y resultará difícil negarlo- el de los reallity shows el relato dominante de esta Época, es normal que sus hegemónicas maneras contaminen el resto de los lenguajes sociales. Entiéndaseme bien: ¿no tiene acaso Susana Díaz, con sus febriles alaridos tribales y su chicharito a cuestas entre un pielágo de corruptelas, algo de Belén Esteban tosca y rampante? ¡Ella misma alardeó de sus pésimos modales en los debates televisivos frente a Juanma Moreno –que ningún juego da en pantalla de sosainas que parece- viniendo además a añadir que, como la otra por su Andreíta,  ella por su Andalucía MA-TA!

   
   Pues me atrevo a apostar que si Alberto Garzón, bajo la trama de un hábil guión, con sus encantos enamorase y rindiese a la rubia Tania delante del Pueblo, y entrambos como Actores Principales montasen una suerte de Lo que el viento se llevó, que con destreza mezclara amor y resistencia popular ante una IU -como aquella Atlanta- en llamas, asestarían un formidable izquierdazo a la credibilidad escénica de un Pablo Iglesias Superstar, solateras y algo sentimentalmente soberbio, y podría así Izquierda Unida, bajo la égida de unos Garzón Gable y Escarlata O´Tania  amorosamente estelares, volver a cantar pletórica la Internacional… la Internacional de la supervivencia de sus nóminas públicas. Eso, o Titanic, ellos dos verán. 



  LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS

Porque a mi parecer un libro íntimo, no tanto porque nos revele interioridades escabrosas, sino porque sobre todo consiga con desnudez hablarnos como al oído de los paisajes esenciales del alma de quien lo escribió, es también uno de los más acabados símbolos por los que alguien ofrece al Otro –a quien físicamente no tiene delante, al que de otra forma difícilmente podría hacerlo- la propia mano. Esto soy. En estas historias –no en forma de un discurso, sino con destreza encarnadas en personajes vivos a los que les ocurren cosas, a quienes sorprenden los avatares amargos o alegres de la vida- late la urdimbre sentimental que hasta aquí me trajo.  Quiero ponerlas en común contigo. Quiero revivirlas a tu lado. Puede que te reconozcas también en ellas. Aquí tienes mi mano, tómala. Estréchala. 

Por correo ordinario, 10 Euros; Certificado 15 Euros. Pídemelas, va. Me encantaría dedicártelas personalmente.

      




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